El indicador de estrés de los mercados financieros en España, que
prolongó la tendencia alcista iniciada en marzo, finalizó el trimestre con un leve descenso, aunque su nivel (0,56) sigue correspondiendo a un régimen de estrés alto, según consta en el último boletín de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El estrés de los mercados experimentó un fuerte repunte el pasado mes de marzo como consecuencia de la crisis ocasionada por las medidas de contención del coronavirus, pasando de un nivel bajo de
estrés (por debajo de 0,27) a un nivel alto (superior a 0,49). Posteriormente continuó incrementándose, aunque a un ritmo menor, durante el mes de abril. Así, a finales de ese mes se situaba por encima de 0,6, con lo que alcanzaba su tercer máximo histórico después del registrado en la crisis financiera de 2008 (0,88) y en la de la deuda soberana de 2012 (0,70).
La CNMV explica que estos valores elevados que se mantuvieron en el mes de mayo fueron consecuencia tanto de los altos niveles de estrés de los indicadores individuales, como del aumento de la correlación en el sistema en su conjunto.
A partir de mediados de junio, se pudo observar una leve tendencia a la baja de los diferentes segmentos individuales, excepto en el de los intermediarios financieros, que sigue castigado por los bajos niveles de sus cotizaciones y la volatilidad de estas.
El supervisor de los mercados explica que este comportamiento del indicador del estrés se debe, en parte, al mayor peso en el índice español de empresas de algunos sectores que se ven especialmente afectados por la situación actual.
Así, el Ibex 35 presentó un avance del 6,6% en el segundo trimestre que, aunque unido a la caída del 28,9% que se produjo en los tres primeros meses del ejercicio, resultó en unas pérdidas en el semestre superiores al 24%.
De hecho, el resto de los índices europeos se revalorizaron en el segundo trimestre a tasas que fueron como mínimo el doble de la tasa española (o el triple en el caso del índice alemán).
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